La cultura de la norma sobre la ciudad, sobre el planeamiento, parte desde Grecia, en donde se forjaron los principios de civilidad a partir de la concepción política, y Roma, en la cual la sociedad establece jerarquías y códigos. A través de la ciudad medieval se formaron dos ciudades una dentro de la muralla y otra fuera de la muralla. Se generaron dos momentos: uno legal y otro ilegal. En alguna medida la situación contemporánea tiene las mismas características, en su interior normatizado y su periferia descontrolada. Cuando la planeación pasa a ser una ciencia en la época de la industrialización, el pensamiento urbano pasa a ser determinado por estadísticas y estándares que construyen normas. La planeación como pensamiento no crea una imagen de ciudad, sino la forma de como controlarla y reglamentarla. Las normas no proponen sino que prohiben y no permiten una construcción colectiva de ciudad. El fenómeno de ciudad contemporánea hay que entenderlo como un problema de poblamiento de territorio, que incluye una nueva idea de tiempo y movimiento, de liberación de energías a partir de los reacomodos de la disciplina de la planeación que quiere imponer nociones de orden.
Actualmente nos damos cuenta que es mas
viable a partir de proyectos construir planes, que a partir de planes construir
proyectos, porque el proyecto entiende las particularidades y los momentos.
Podrían entonces proponerse ideas mas viables tanto para la parte
legal como para la parte ilegal y espontánea de la ciudad.
Podría cambiarse la forma cuantitativa de entender la ciudad por
una forma cualitativa que permita tener una idea clara sobre ella y donde
tengan cabida como conceptos y pauta los fenómenos que definen la
ciudad de hoy que se perfilan hacia el futuro.